La presencia de fiebre en nuestros niños es un síntoma que nos llena de preocupación y no es para menos, todas las infecciones graves como las meningitis, las neumonías, etc, tienen en común la presencia de fiebre elevada. Como si esto no fuera suficiente, también conocemos que acompañando a un proceso febril puede presentarse otro fenómeno que nos aterra: las convulsiones febriles. En base a estos conceptos transmitidos de generación en generación solemos actuar contra la fiebre a la que consideramos nuestra peor enemiga y contra la cual todos los procedimientos son válidos. Pero son ciertos nuestros temores? Estamos actuando a favor de nuestros hijos o por nuestros miedos? La fiebre, siempre es un mal signo?

Para responder a estos interrogantes debemos primero conocer como es el control normal de la temperatura de nuestro organismo y qué es la fiebre, para entonces analizar su enfoque y tratamiento.

Control normal de la temperatura: el hombre, es un animal de “sangre caliente”, y como tal necesita que su temperatura normal se ubique en la franja de calor aproximadamente en los 37ºC. Esto es posible gracias a poseer un centro de regulación de la temperatura que se ubica en el Sistema Nervioso Central (hipotálamo) que recibe terminaciones nerviosas de la periferia (receptores de la piel) y de la propia temperatura de la sangre que lo irriga. Este centro, que funciona como un verdadero termostato, capta la temperatura corporal y da todas las órdenes necesarias para mantenerla en los 37º C. Si estamos en un ambiente frío, nos hace temblar, dar saltitos, caminar (para que el trabajo muscular genere calor). También nos hace abrigar y nos da el deseo de beber bebidas calientes. La sangre, deja de circular por la superficie para no estar cerca de la temperatura fría, por lo que nos ponemos más pálidos y el cuerpo en superficie también está más frío. El fin es evitar la hipotermia.

Todo lo contrario sucede en el calor. Nos quedamos quietos, bebemos líquidos fríos, la sangre circula más por la superficie para perder calor por lo que nos ponemos “colorados”, sudamos y nos desabrigamos. El fin es evitar la hipertermia.

Todos estos cambios conductuales son posibles entonces gracias a que este centro regulador capta las variaciones de temperatura a las que estamos expuestos y nos protege en cuestión.

¿Qué es la fiebre?

La fiebre es entonces una variación hacia arriba del punto de regulación normal de la temperatura (37ºC) . Quiere decir que en este caso el hipotálamo deja de tomar su antiguo valor y da todas las órdenes necesarias para que el mismo sea más elevado, ubicándolo en los 38ºC o más que es lo que se considera en la práctica como fiebre.

¿Cómo se produce la fiebre?

Cuando una bacteria o virus hace su entrada al organismo, es atacada por la primera línea de defensa constituida por células especializadas para tal fin (macrófagos). De esa batalla inicial se desprenden sustancias especiales (pirógenos) que son trasportadas hasta el Sistema Nervioso Central donde informan de la presencia de dichos “invasores”. Captada dicha presencia, se ordena al centro regulador que mueva su “termostato” para que se genere la fiebre.

Tiene alguna utilidad la fiebre?

Todas las líneas de la defensa inmunitaria necesitan de la fiebre para realizar su función en una forma más eficiente. De hecho, los organismos que no tienen buena capacidad de generar fiebre como los desnutridos o los individuos de edad avanzada, les va mucho peor en las infecciones en general.

La fiebre tiene techo?

Uno de los temores ancestrales es que la fiebre ascienda sin límites poniendo en peligro la vida del individuo. Se sabe por ejemplo que las funciones de defensa se estimulan hasta los 41º C pero se deprimen a los 42º C, pero en realidad esto es sumamente excepcional, puesto que de la misma manera que los pirógenos estimulan la producción de fiebre, el organismo también produce criógenos que son sustancias que ponen límite a la acción de los primeros por lo que la temperatura se regulará a no más de 40,5 º C. Como vemos la naturaleza es sabia y si la fiebre no fuera útil no tendría más de 400 millones de años de existencia.

Cómo la medimos?

Para la medición se deben usar elementos denominados termómetros; de estos se pueden encontrar en el mercado, termómetros de mercurio, para mediciones axilares, bucales y rectales; y en la actualidad los termómetros digitales de  radiación e infrarrojos que proveen buenos resultados y menores molestias a los niños, pero que únicamente miden la temperatura de la piel o sea como la axilar.

T MERCURIO                                         T RADIACION                                              T INFRAROJO

Cuáles son los valores normales, con sus variaciones, según el sitio elegido?

Recto 37,8º (máxima); 37,2º (media); 35º (mínima)

Boca 37,2º (máxima); 36,7º (media); 35º (mínima)

Axila 37º (máxima); 36,4º (media); 35º (mínima)

¿Cuáles son las enfermedades que comúnmente causan la fiebre en los niños?

Durante la edad pediátrica suelen presentarse frecuentemente infecciones respiratorias, mismas que pueden ser banales, de origen viral y que se autolimitan, o bien infecciones más complejas en donde los mismos síntomas pero con diferente evolución tengan la participación de bacterias y sea entonces necesario utilizar antibióticos para tratarlas; pero no sólo las infecciones respiratorias son causa de fiebre, podemos mencionar las infecciones gastrointestinales, en donde los agentes causales pueden ser virus, bacterias o parásitos. Otro problema que no siempre se tiene presente son las infecciones de vías urinarias, lo cual es más difícil de sospechar.

Otras infecciones frecuentes en los niños son las conocidas como exantemáticas, como sarampión, rubéola, varicela, exantema súbito, entre otras, las cuales son causadas por virus y en algunos casos se administran tratamientos con antivirales bajo ciertas circunstancias. Algunas otras infecciones como las hepatitis, meningitis, fiebre tifoidea, etcétera, pueden causar fiebre como primera manifestación. Lo importante de esto es saber que cualquier infección puede manifestarse con fiebre independientemente del agente causal, virus, bacteria, parásitos, u hongos, y que el tratamiento será diferente en todos los casos.

¿Sólo las enfermedades de origen infeccioso causan fiebre en los niños?

No. Si bien es cierto que con frecuencia en los niños las infecciones son causa frecuente de fiebre no es la única. Esto significa que existen otras enfermedades no infecciosas, cuya principal manifestación puede ser la fiebre, como son las enfermedades neoplásticas (una de ellas es el cáncer), las inmunológicas como la artritis reumatoide, el lupus eritematoso sistemático, la fiebre reumática, entre otras.

¿La fiebre debe ser tratada?

De acuerdo a los conceptos anteriores sabemos que la fiebre en realidad es una aliada nuestra porque nos ayuda a combatir las infecciones, y por otro lado atenuándola no evitamos las convulsiones febriles, hechos que nos plantean el interrogante, muy discutido en la actualidad, si debe o no ser tratada. Toda la evidencia actual indica que con temperaturas inferiores a 39ºC no tendríamos que hacer nada. Obrar pensando en el confort del niño y nada más. Realmente con 39ºC o más, el niño se siente bastante mal por lo que es una indicación más que válida para efectuar el tratamiento de la misma pero con el concepto de bajarla a valores que sea bien tolerada y no de su supresión total.

¿Cuáles son las medidas generales que debo aplicar en caso de fiebre?

Existen medidas generales como son la aplicación de medios físicos para controlar la fiebre, esto es utilizar lienzos húmedos en cabeza y abdomen, mismos que se deben de estar cambiando activamente, el baño en agua tibia es una de las principales y más efectiva medida en el control de la fiebre, esto se debe de llevar a cabo por espacio de 20 minutos, con una temperatura agradable, aproximadamente 33 grados centígrados, con lo que se logra un descenso gradual de la temperatura; se debe de ofrecer mayor cantidad de líquidos a beber para evitar la deshidratación y mantener a los niños con ropa ligera, con lo que evitaremos que la temperatura se eleve con facilidad. Es importante que a la par de estas medidas sea muy cuidadoso al usar medicinas para el control de la fiebre y que el uso de éstas sea bajo supervisión médica no por automedicación. Antes de caer en la tentación de administrar un antipirético, se debe de solicitar atención médica con la finalidad de hacer un diagnóstico de certeza y administrar tratamiento oportunamente En conclusión:

Comuníquese con su pediatra cuando el niño presente temperaturas superiores a los 38ºC. Él, de acuerdo a los signos acompañantes, determinará la urgencia de la consulta.

¿Y las convulsiones febriles?

Lo primero que debemos aclarar es que si bien se denominan como febriles porque acompañan a la fiebre, no son en realidad provocadas por la misma. La explicación es que el organismo en su sabia lucha contra los microorganismos productores de enfermedades, además de la fiebre, produce variaciones en minerales esenciales para la multiplicación de los mismos como son el hierro y el zinc. Precisamente el bajar la cantidad disponible de zinc para las bacterias puede alterar involuntariamente la acción de enzimas especiales que mantienen el equilibrio en el sistema nervioso entre neuronas estimuladoras e inhibidoras, pudiéndose producir en niños predispuestos (no en todos) las temidas convulsiones. Vale la pena aclarar que en realidad este es un evento no tan frecuente, porque no supera el 4% de los niños entre los 6 meses y los 4 años, y lo que es más importante, no ponen en peligro la vida del niño ni dejan secuelas neurológicas, por lo que son consideradas cono eventos benignos.